24 octubre 2012

Corto Maltés, Hugo Pratt

"Porque el sueño más real es aquel más distante de la realidad, aquel que vuela solo, sin necesidad de velas ni de viento." (Corto Maltés)

Según su biografía, Corto Maltés nació el 10 de julio de 1887 en La Valeta (Malta). Su padre era un marino británico procedente de Cornualles y su madre era una gitana, apodada "la niña de Gibraltar", nacida en Sevilla. Debido al Origen de su padre Corto Maltés es un súbdito británico. Su residencia oficial está en La Antigua, en las Antillas, pero su residencia preferida se encuentra en Hong-Kong. Corto Maltés vivió buena parte de su infancia en Córdoba.

Sin embargo, para quienes tuvimos la fortuna de crecer leyendo sus aventuras, Corto significa mucho más que estos datos biográficos. Él, con sus viajes por lugares exóticos y personajes de la más distinta ralea, es el cómplice ideal para la imaginación; esa que debe ser incentivada, motivada y hasta exigida. Nunca hay que dejar de soñar, a pesar de que a veces sintamos que las ilusiones ya no tienen cabida, que el pragmatismo es el camino a seguir.

Corto no es un súper héroe, no tiene poderes sobrehumanos ni aparatos ultra modernos que le faciliten las cosas. Él es un simple mortal que un día se dio cuenta que no tenía la línea de la fortuna en su mano y decidió hacerse una con una navaja. Eligió ser el creador de su propio destino. Se equivoca y acierta, cambia de estados de ánimo, políticamente incorrecto a veces, coqueteando con una deliciosa doble moral en ocasiones. Pero siempre profundamente humano y por eso, tan cercano y entrañable.

Nota: El post original lo escribí el 2008 y en ese momento estaba totalmente decidido a subir todo lo que había reunido acerca del cómic lo más rápido posible. Pero bueno, por uno u otro motivo, recién terminé ayer. Cosas que pasan.

En esta nueva versión, aproveché de ordenar los archivos para que se me hiciera más fácil su manejo. Arreglé un par que tenían fallas y empaqueté en uno solo algunas historias.

Por ejemplo:

Bajo el signo de Capricornio consta de 6 historias que fueron publicadas separadamente:

01 El Secreto de Tristán Bantam
02 Cita en Bahía.
03 Samba con Tiro-Fijo.
04 Un águila en la jungla.
05 Volveremos a hablar de aquellos aventureros.
06 Por culpa de una gaviota.

Lo mismo ocurre con Siempre un poco más lejos, Las Célticas y Las Etiópicas. En caso de querer tenerlas del modo original, basta con descomprimir el archivo, comprimir una por una las historias (están separadas en carpetas individuales) y cambiar la extensión a cbr.

Saludos.


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21 octubre 2012

M Ward

La primera canción que escuché de M Ward fue Sad, sad song, y no pude evitar relacionarla con Tom Waits. Fue como escuchar al viejo Tom sin el ajetreo de decadas de noctambulismo, como si de pronto hubiese recuperado su gastada y roída garganta para volver a cantar como en sus inicios. pero fue sólo una impresión momentánea. Luego, a medida que conocía el resto de los temas de Transfiguration of Vincent (2003), me fui sorprendiendo y dejando llevar por esa voz calmada, sosegada y que no da vestigios sobre su autor.

Allí empezaron los problemas porque uno, sin querer o sin darse cuenta, necesita visualizar a quien escucha, si no tenemos la imagen inmediata, recurrimos a una fotografía, si esto no es posible, nos queda la opción de la imaginación. Es entonces que el inconsciente toma las riendas, y como buen inconsciente que es, no mide las consecuencias y se larga a re-crear o a re-armar el mundo y la realidad a su antojado gusto.


En este caso, mi imaginación no pudo estar más equivocada, jamás se me habría ocurrido que el tipo que se pasea en ese disco entre el blues trasnochado de Poor boy, minor key y el folk con tintes poperos de Helicopters, esgrimiendo una voz que no se puede encasillar, fuese un esmirriado muchacho con facha de hijo bueno que me recuerda al personaje de River Phoenix en Esa cosa llamada amor de Peter Bogdanovich, película casi de culto en un cerrado círculo familiar cinéfilo.

Como si fuera poco, cuando aun no convencía a mi inconsciente de que Ward no es barbón, ni usa lentes, ni muestra vestigios de una vida de reviente, se asoman a mis oídos la inquietante intimidad de Involuntary y la mejor versión de Let's dance de Bowie que hemos escuchado alguno de los dos (que a esta altura, ya somos la misma cosa) y mandan todos mis argumentos al tacho de la basura. Definitivamente, las fotos que encontré de Ward en la red... ¡son falsas! No puede ser que alguien que se ve tan joven logre conectar de esa forma con quien escucha, sobre todo con ese espacio en nuestro cerebro en el cual las cosas no se explican... se sienten.

La curiosidad mató al gato dicen, pero en este caso vale la pena arriesgarse y continuar conociendo lo que ha hecho este cantautor. Sobre su carrera discográfica, sus éxitos y popularidad en espacios reducidos de público; sobre su estilo y sus acompañantes, se puede saber y leer en muchas partes en la infinita vastedad de Internet, o en su página, M Ward music.

Y acerca de Transfiguration of Vincent, del excelente Post - War del 2005, o del reciente A Wasteland Companion, que son una muestra de consecuencia y buen gusto, podemos opinar todos nosotros porque, con el descaro que da la inconsciencia, los pongo a disposición de quien los desee.


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02 octubre 2012

Acerca del respeto y la religión

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