Creo que el primer libro que uno lee en su vida puede llegar a ser determinante en nuestra futura agenda lectora. Por ejemplo, si comienzas leyendo libros de bolsillo o aquellos que se venden como la "gran revelación de la temporada" o "el libro que nadie puede dejar de leer", lo más probable es que termines con varios Best sellers de autores execrables ubicados en algún lugar visible, pero con muestras claras de nunca haber sido abiertos.
La otra opción es que tu biblioteca se componga de libros ajados y viejos en su mayoría, pero disfrutados al máximo y, en muchos casos, releídos en más de una ocasión intentando encontrar entre sus páginas recuerdos y emociones que a estas alturas no sabes si son verdaderas o sólo sueños.
Obviamente, mi colección personal se acerca más a lo último; un montón de ediciones compradas (si es que) de segunda mano o que he olvidado devolver. A propósito de esto, se dice que quién presta un libro es un huevón, pero el que lo devuelve, es doble huevón :)
Supongo que gran parte de culpabilidad en esto, la tiene este autor irreverente y con un sentido del humor tan fino y genial que le permitía reírse de su entorno y a la vez, criticar y plasmar con cercanía y veracidad la realidad que se vivía en su época.
Asumo que el encanto de la escritura de Twain, la magia de sus palabras y la oportunidad que ofrece de darle rienda suelta a nuestra imaginación, fue más que suficiente para que un mocoso de 9 años se viera atrapado con la lectura de su primer libro "sin monitos" para que, aun a estas alturas, continue buscando palabras y notas que trasunten honestidad.
Mark Twain es sin duda uno de los mejores embajadores de la cultura yanki, tal vez porque no pretendía serlo. Lo único que él quiso, fue escribir acerca de lo que vivía y sin querer, terminó escribiendo sobre muchos de nosotros.
Junto a mis atesorados Las aventuras de Tom sawyer, El príncipe y el mendigo y Las aventuras de Huckelberry Finn, pongo a disposición otros tres libros suyos: Un yanki en la corte del rey Arturo, El robo del elefante blanco y El hombre que corrompió Haydelburg.
Saludos.
La otra opción es que tu biblioteca se componga de libros ajados y viejos en su mayoría, pero disfrutados al máximo y, en muchos casos, releídos en más de una ocasión intentando encontrar entre sus páginas recuerdos y emociones que a estas alturas no sabes si son verdaderas o sólo sueños.
Obviamente, mi colección personal se acerca más a lo último; un montón de ediciones compradas (si es que) de segunda mano o que he olvidado devolver. A propósito de esto, se dice que quién presta un libro es un huevón, pero el que lo devuelve, es doble huevón :)
Supongo que gran parte de culpabilidad en esto, la tiene este autor irreverente y con un sentido del humor tan fino y genial que le permitía reírse de su entorno y a la vez, criticar y plasmar con cercanía y veracidad la realidad que se vivía en su época.
Asumo que el encanto de la escritura de Twain, la magia de sus palabras y la oportunidad que ofrece de darle rienda suelta a nuestra imaginación, fue más que suficiente para que un mocoso de 9 años se viera atrapado con la lectura de su primer libro "sin monitos" para que, aun a estas alturas, continue buscando palabras y notas que trasunten honestidad.
Mark Twain es sin duda uno de los mejores embajadores de la cultura yanki, tal vez porque no pretendía serlo. Lo único que él quiso, fue escribir acerca de lo que vivía y sin querer, terminó escribiendo sobre muchos de nosotros.
Junto a mis atesorados Las aventuras de Tom sawyer, El príncipe y el mendigo y Las aventuras de Huckelberry Finn, pongo a disposición otros tres libros suyos: Un yanki en la corte del rey Arturo, El robo del elefante blanco y El hombre que corrompió Haydelburg.
Saludos.
Libros