Hope es la dueña de esa voz de suavidad infinita que, desde los discos de Mazzy Star, era capaz de engañarnos y hacernos pensar que sus susurros eran inofensivos. Gran error.Hay cosas que están más allá de nuestras posibilidades, que quisiéramos poder atrapar con nuestras manos, proteger en un abrazo intenso, o, simplemente, mantener a nuestro alcance para aliviarnos cuando la vida se pasa de revoluciones.
Hay momentos que desearíamos alargar indefinidamente, como la frescura de una suave brisa en el rostro, o el canto de un pájaro en una mañana primaveral o ese susurro de Hope... pero no se puede.
Ella es etérea, no tiene lugar más que en nuestros sueños, ni siquiera en nuestros planes y objetivos más descabellados. Nos atrapa con ese aire de indiferencia que es capaz de enloquecer hasta al más pintado. Nos ofrece la posibilidad y nos la niega al mismo tiempo, dejándonos con una sensación de extraño vacío que sólo podemos aliviar recurriendo nuevamente a ella, porque Hope es un embrujo.
Aquellos momentos de mayor intimidad y caricias al alma que se encuentran en los discos de Mazzy Star, son los que se evocan en este hermoso trabajo.
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