Recuerdo que hace un par de veranos se nos perdió Blanquita, la gallina regalona de una prima, y bueno... ya aprendí hace tiempo que cada vez que una mujer ¡necesita ayuda urgente! no hay partido de futbol ni programa en la tele que sea más importante que eso, ni tampoco los 36º a la sombra de ese día. Afortunadamente al ave en cuestión lo encontramos luego, en plena carretera y casi a punto de la insolación, pero viva. Asi que nos la llevamos, sin percatarnos eso sí, del huevo que ella había puesto y que quedó tirado en el asfalto.
El asunto es que, debido al calor intenso supongo, el huevo se transformó en un hermoso pollito que vio la luz del sol (literalmente) solo y abandonado. Sin saber qué hacer, se quedó un buen rato allí cavilando y habría seguido en eso de no ser por una enorme vaca que apareció como de la nada.
- ¿Qué haces aquí solito?- preguntó la vaca.
- No sé - respodió él en un hilo de voz.
- ¿Cómo llegaste a este lugar hijito?
- No sé.
- ¿Qué haces aquí solito?- preguntó la vaca.
- No sé - respodió él en un hilo de voz.
- ¿Cómo llegaste a este lugar hijito?
- No sé.
La vaca captó de inmediato que el pobrecito no tenía idea de dónde estaba parado así que lo invitó a su casa, obviamente Panchito (nombre con que ella lo bautizó) aceptó de buena gana y se fueron los dos conversando como si fueran viejos amigos. De hecho, aunque no se crea, pasada una hora ambos eran uña y mugre, no podía existir dos almas más gemelas, dos caracteres más afines.
Pero el calor era cosa seria y Panchito se dio cuenta de que si se colocaba detrás de su amiga, podría capear los rayos solares que lo tenían al borde del spiedo. Dicho y hecho, se retrasó un poquitín, sólo lo suficiente para que la sombra de Vero (la vaca) lo protegiera y chao al calor.
Continuaron de esta forma un buen rato hasta que la naturaleza, la digestión en este caso, de Vero la obligo a levantar la cola y defecar sobre nuestro desprevenido héroe. Fue tan rápido todo que Panchito no alcanzó a esquivar lo que se le venía encima y... ¡plaff!
Cuando logró, luego de mucho esfuerzo, sacar su cabecita de su problema descubrió la realidad más terrible que puede haber para un recién nacido: Vero, su mejor y única amiga, lo miraba con un rictus de asco dibujado en sus labios y sin mediar palabra dio media vuelta y lo abandonó.
¿Qué hago?, se preguntó nuestro pequeño y solitario amigo. Miró hacia un lado y nada, luego hacia el otro lado y sólo vio la figura cada vez más pequeña de su ex amiga. Sintió que algo se anudaba en su garganta, el corazón se le aceleró, sus ojos se humedecieron, quiso gritar, juntó fuerzas, llenó sus pulmones y... ¡PÍO!
Fue todo lo que dijo... en serio, un ave de rapiña que por allí revoloteaba escuchó su piar y lanzándose en vuelo rasante, atrapó a Panchito, que no pudo hacer nada para evitarlo, y se lo llevó como invitado especial para la cena.
Creo que sé lo que deben estar sintiendo ahora, pero sería bueno que nos calmáramos todos un poco y, aunque asumo que es dificil, intentemos aprender algo de esta tragedia.
Personalmente, creo que hay tres conclusiones que se pueden sacar de esta historia:
Creo que sé lo que deben estar sintiendo ahora, pero sería bueno que nos calmáramos todos un poco y, aunque asumo que es dificil, intentemos aprender algo de esta tragedia.
Personalmente, creo que hay tres conclusiones que se pueden sacar de esta historia:
1. No confiar en nadie, ¡PERO NADIE! mira que hasta tu mejor amigo te caga.
2. Cuando tu mejor amigo te ve cagao... ¡te abandona!
3. Cuando estés con la mierda hasta el cuello, ¡es mejor que no digas ni pío!
¡Saludos a todos y feliz navidad!