05 abril 2008

Tatsuo III

Tatsuo camina lentamente mientras escudriña con el entrecejo fruncido las paredes de las casas. Sólo logra distinguir rasgos ininteligibles de una numeración que lo hacen achicar aun más sus ojos, como si de esa manera los caracteres adquirieran más notoriedad.
- Parece que el tiempo no sólo borra los recuerdos - murmura.
De improviso aparece frente a su nariz el número buscado, 287 de calle Consuelo. La casa tiene unos 50 metros de fachada y está pintada de color rosado brillante. Sin demora, golpea dos veces con sus nudillos y luego se da cuenta de que hay un timbre que no había visto.
- Siempre me pasa lo mismo - piensa - Y ahora ¿qué hago? ¿toco el timbre o espero un rato? Mejor me hago el huevón y golpeo de nuevo. No, creo...
El ruido de unos pasos que provienen del interior lo salvan de sus dudas existenciales. Se abre la puerta y asoma una mujer que observa hacia afuera y luego, como si nada, cierra. Tatsuo, atónito, vuelve a golpear y la mujer reaparece percatándose, esta vez, de su presencia. Debe tener unos cincuenta años y viste un mameluco rosado igual de intenso que el color de la casa, en su rostro se dibuja esa típica expresión de seriedad absurda, tan propia de los empledos públicos. Lo mira de arriba a abajo con ojos expertos.
- ¿Qué desea joven?
- Buenos días señora, me dieron esta dirección en la Oficina de Regulación Cívica - dice nuestro héroe mostrándole una tarjeta.
- Estos señores siempre nos mandan los problemas a nosotros.
- Señora yo...
- Pero ¿sabe joven?, hoy no lo vamos a poder atender porque nuestro horario es de Lunes a Viernes, de 9:30 a 12:30 y de 15 a 18 horas y los Sábados de 2 a 5. Excepto el primer jueves de cada mes que tenemos reunión de confraternidad con los señores de Patria y Vida en Disciplina
- No pero...
- ... y hoy es jueves 3 asi que...
- Pero señora, yo no busco comida - dice Tatsuo, aunque la mención de alimento le hace retorcer el estómago - estoy buscando a un amigo que está internado aquí, mire él se llama...
- ¡Ah! pero entonces se equivocó pues joven, el departamento de ayuda al Roto Olvidado, funciona en la siguiente puerta. Nosotros somos la Oficina de Normalización Educacional, vea usted - le indica una placa de cobre que se encuentra junto a la puerta y que el despistado no había visto. En ese momento, desde el interior de la casa se escucha una voz masculina con tono autoritario.
- Ya puh, esto se está enfriando.
- Ya voy - responde la mujer- luego mientras cierra la puerta, agrega - vaya al lado, ahí lo van a atender.
Tatsuo camina hasta dar con la otra puerta, también rosada, antes de tocar mira la placa de cobre y se asegura de que diga Rotovi, presiona el timbre, espera un momento y nada pasa, toca por segunda vez y continua el silencio.
- ¿Estarán comiendo al lado? - Vuelve a tocar y en esta ocasión abre una anciana vestida de similar manera a la mujer de la otra puerta.
- ¿Quién es? - pregunta casi gritando con una voz chillona y molesta.
- Buenos días abuelita, estoy buscan... - la anciana se sobresalta al escuchar a Tatsuo y retrocede un par de pasos. Luego saca unos lentes de cristales sumamente gruesos del bolsillo de su uniforme, se los coloca pero por el modo en que ladea su cabeza da la impresión de que aun así, no logra verlo bien
- Busco a don Lázaro Painemal
- ¿Nazario?
- ¡Lázaro!
- ¡Aah! don Lázaro ¿usted es su amigo?
- Eh... si, si, soy su amigo.
- Pase entonces joven. Pobre caballero, nadie lo viene a ver - mientras dice esto, comienza a recorrer un largo pasillo dejando atrás a Tatsuo que cierra la puerta y la sigue.
- Bueno, es comprensible que nadie venga - continua hablando ella - ¡Qué terrible enfermedad!
Luego de pasar junto a varias puertas la anciana se detiene frente a una.
- Esta es joven, lo dejo solo con su amigo. Adelante.
La habitación se encuentra en una oscuridad casi total, la gruesa cortina que cubre la única ventana a ratos es movida por el viento y permite que se iluminen ciertos lugares por unos segundos, a la vez, proporciona un poco de ventilación que, de todos modos, no evita que un molesto olor se mantenga siempre latente.
- Te estaba esperando - la voz del hombre que está sentado en la cama con la cabeza gacha y la espalda apoyada en la pared, se escucha casi como un susurro.
- Lo sé.
- Asiento - indica una silla que hay junto a la cama.
El viento nuevamente juguetea con la cortina y deja ver las llagas en sus brazos y en su cara. No me impresiono, por el contrario, acerco aún más la silla.
- Ahora, Tatsuo... - dice el hombre mientras alza su rostro y fija su mirada directamente en la mía -... cuéntame tu historia.


3 comentarios :

  1. - Ahora, Mefistum... - digo mientras pongo mis ojitos en la pantalla de mi computador -... cuéntanos la historia.

    Me sorprende ser el primero en comentar el cuento, y por las barbas de George Lucas!!! no nos dejes con la incógnita... creo que estoy aprendiendo unos cuantos trucos respecto al suspenso.

    Excelente... que no pase mucho pa Tatsuo V (La venganza de Erika!!!)
    JEJEJE

    Abraxos

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  2. ¿La venganza de Erika? ¡Qué buena! no lo había pensado.
    Gracias por tus palabras amigo mío y tú ya sabes cómo es esto: paciencia, paciencia :)

    Saludos.

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  3. Definitivamente hay que esperar mucha paciencia la incógnita me acelera el corazon.

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