13 febrero 2008

Alef-Thau, El hombre sin realidad Jodorowsky - Arno

Continúo en blanco, voy a divagar un poco: recuerdo que hace unos años, alguien muy cercano me dijo que yo hablo demasiado e incluso me preguntó por esta maldita manía que tengo de cambiar de tema cada 2 ó 3 minutos y que no puedo evitar. Me impactó tanto esta revelación que comencé de inmediato a preguntar entre mis amigos qué tanto de verdad había, ya se sabe, las mujeres cuando quieren sacar roncha recurren a golpes bajos.

Pero la sorpresa se convirtió en espanto al darme cuenta de que todos mis amigotes estaban de acuerdo con ella. Claro que matizaron sus comentarios con frases de buena crianza: Lo que dices es interesante... casi siempre o Tus puntos de vista son novedosos, no se entienden pero... No faltó el que aprovechó para desquitarse por alguna tonterilla: Hablai hasta por los codos huevón, ¡Qué manera de transmitir la tuya!

No lo podía creer, me estaban diciendo que soy totalmente diferente a como me creía y lo hacían como si se tratara de lo más natural del mundo. Por lo tanto, desde ese día opté por hablar menos, ya fuera en reuniones familiares o entre amigos, reduje mis intervenciones a lo mínimo y necesario. Me convertí en un apologista del silencio.

Pero todo lo bueno tiene un final, desgraciadamente: Cuando estaba evaluando seriamente la posibilidad de comunicarme con gestos, me llamó mi amigo Carranz diciendo que tenía que entrevistar sí o sí a la chica que pensábamos incluir en nuestro cortometraje (que nunca se realizó).

Es demasiado rica huevón, me dijo. No sé qué decirle, me mira y me turbo todo, ni siquiera Purplechild sabe cómo comunicarse con ella. Eso sí fue novedad. Así que partí raudo a la casa de mi buen amigo, motivado más por la curiosidad que por otra cosa y con el convencimiento de no romper mi autopromesa.

Pero uno propone y la naturaleza dispone, al llegar me encontré con el lamentable espectáculo de mi par de amigos hablando acerca de la relación del cine de Kubrick con la metástasis de la abeja reina, y las influencias insospechadas que tiene el invierno polar en la salud de los sudafricanos. Frente a ellos se encontraba una morena preciosa con cara de aburrimiento y el vestigio de un helado de crema en su labio superior y bueno... no me pude resistir e hice un comentario al respecto.

¡Si pudieran ver la cara que pusieron mis compinches! pero antes de que me dijeran nada ella me respondió con la misma clase que suelo tener yo. Desde ese momento todo se relajó (en rigor, no todo), la conversación se banalizó y terminamos hablando de puras tonteras, de cosas mínimas e inútiles pero que nos permitieron comunicarnos. Y a mi me sirvieron para entender y convencerme de que más que hablar mucho, lo que realmente importa, es conversar... y para eso sí que soy bueno :D

Una vez más me olvidé del comic. Saludos a todos y les dejo la sexta parte de Alef-Thau, El hombre sin realidad.

Descarga: Cbr

4 comentarios :

  1. Jejee.. realmente me gustan muchos tus escritos... siempre es agradable pasarce por aca...!!!

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  2. Gracias por tus palabras psicodeliazombie.

    Pd: un comentario freak 100%, bajé el cd las shaggs para ver qué tan malo puede ser.

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  3. por favor no lo escuches borracho, podrias suicidarte...!!!

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  4. Mmm, buen dato.
    Hay un par de amigos que sé que disfrutarían este cd de regalo junto a una botella de licor.

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